Nicholas Alexandrovich, también conocido como el Tsarevich de Rusia, nació en 1868 como el hijo mayor del Zar Alejandro III y la Zarina María. Fue educado en un ambiente de austeridad y militarismo, y se formó en el ejército ruso. En 1894, su padre falleció y Nicholas se convirtió en el último zar de la dinastía Romanov. Su reinado fue marcado por la Primera Guerra Mundial y la Revolución bolchevique, que llevaron a su abdicación en 1917. Él y su familia fueron encarcelados y asesinados en 1918 por los bolcheviques. Nicholas era un zar devoto y conservador, pero también era considerado una persona bondadosa y caritativa. Su reinado estuvo marcado por la modernización del país y la construcción de ferrocarriles y fábricas. A pesar de su popularidad entre la gente común, Nicholas era visto como débil e indeciso por algunos de sus consejeros y era criticado por su ciego apego a la autocracia y su incapacidad para sintonizar con los cambios políticos y sociales de la época. En la historia, Nicholas ha sido recordado tanto como un heroico líder religioso cristiano como un despiadado autócrata.