Nicola Carraro, nació el 6 de septiembre de 1991, en el municipio de Camposampiero, en la provincia de Padua, Italia. Es ex-jugador de fútbol profesional y actualmente es entrenador en la liga italiana de fútbol.
Carraro comenzó su carrera en el fútbol como parte de las categorías juveniles del club de su ciudad natal, el Camposampiero. En el año 2006, se unió a las categorías juveniles del Padova y fue ascendiendo hasta llegar al equipo principal. En la temporada 2010-2011, logró debutar en la Serie B (segunda división italiana) con su equipo.
En la temporada siguiente, Carraro fue cedido a varios equipos en la tercera y cuarta división italiana para ganar más experiencia y minutos de juego. En el año 2013, regresó al Padova, pero debido a las dificultades económicas del club, tuvo que marcharse hacia otros equipos.
En 2018, Nicola Carraro decidió retirarse como jugador profesional de fútbol, pero siguió vinculado al mundo del fútbol como entrenador. Actualmente, entrena al equipo de juveniles del Mestre, en la región de Veneto, en Italia. Su sueño es poder dirigir en la Serie A (la máxima categoría del fútbol italiano) algún día.
Mara y Nicola se conocieron en una fiesta de cumpleaños en común de un amigo cercano. Fue amor a primera vista, y desde el primer momento en que se vieron, se quedaron atrapados el uno en el otro. Se sentaron juntos en la mesa, conversaron durante horas y parecía que el tiempo se había detenido. Después de la fiesta, intercambiaron números de teléfono e iniciaron una relación. Poco después, comenzaron a viajar juntos por todo el mundo y a disfrutar de la vida juntos. Han pasado años, y su amor sigue creciendo más fuerte cada día. Se ven como almas gemelas que están destinadas a estar juntas para siempre.
Un día soleado de verano, Adonella Colonna caminaba por el centro de la ciudad cuando de repente se le cayó su bolso al suelo. Nicola Carraro, que pasaba por ahí en bicicleta, se detuvo para ayudarla y recoger sus cosas.
Al hacerlo, sus manos se rozaron y hubo una conexión instantánea entre ellos. Adonella y Nicola se miraron a los ojos y sonrieron tímidamente, como si supieran que ese encuentro casual era el inicio de algo especial.
Comenzaron a hablar y descubrieron que tenían muchas cosas en común, desde sus gustos musicales hasta sus sueños y aspiraciones. La conversación fluyó tan naturalmente que parecía que se conocían de toda la vida.
Después de ese día, Adonella y Nicola se vieron con frecuencia y se hicieron inseparables. Compartieron risas, secretos y aventuras juntos, y siempre recordaron aquel momento en que sus caminos se cruzaron por casualidad y el destino los unió para siempre.