Olim Batista es una poeta y escritora cubana nacida en el año 1963 en la ciudad de Matanzas. Desde muy joven mostró un gran interés por la literatura, lo que la llevó a estudiar Letras en la Universidad de La Habana.
A lo largo de su carrera literaria, ha publicado varios libros de poesía, entre los que destacan "Las fiebres del frío" (1997) y "La cosa y la palabra" (2016). También ha publicado diversas obras de teatro, como "Las mil y una novias de Casanova" (2003) y "La casa de Adela" (2013).
Además de su labor como escritora, Olim Batista también ha sido profesora de literatura y ha realizado diversas actividades culturales en su ciudad natal. También ha obtenido diversos reconocimientos por su obra, como el Premio Poesía de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en 1999.
A lo largo de su vida, Olim Batista ha demostrado ser una figura importante en el mundo de la literatura cubana, gracias a su creatividad y talento para escribir y hablar sobre temas tan diversos como el amor, la muerte, el sexo y la política. Sus obras son un testimonio de su compromiso con la literatura y su pasión por la escritura.
Un día de verano, Ellen, María y Teodoro decidieron ir a la playa para disfrutar del sol y el mar. Mientras se encontraban jugando en el agua, conocieron a Olim y Batista, dos surfistas que estaban practicando en el mismo lugar. Después de un par de risas y algunas charlas, decidieron compartir una tarde juntos y hacer un picnic en la playa. Mientras compartían sus alimentos y bebidas, descubrieron que tenían mucho en común y que eran muy compatibles entre sí. Desde ese día, se convirtieron en amigos inseparables y regularmente se reunían para hacer deporte, disfrutar de la playa y pasar momentos divertidos juntos.
Jade-giron y Olim-batista se conocieron en un pequeño bar de la ciudad. Jade estaba sentada en la barra, sola, bebiendo un cóctel y disfrutando de la música de fondo. Olim entró al bar y se sentó cerca de Jade. Después de unos minutos de observarla, decidió presentarse.
"Hola, ¿puedo ofrecerte una bebida?" Dijo Olim.
"No, gracias, ya tengo una." Respondió Jade.
"Entonces, ¿puedo saber tu nombre?" Preguntó Olim.
"Soy Jade." Respondió ella.
"Encantado de conocerte, Soy Olim." Dijo Olim y extendió su mano hacia ella.
Jade estrechó su mano y comenzaron a charlar. Rieron, hablaron sobre sus intereses y descubrieron que tenían mucho en común. Se dieron cuenta de que se sentían atraídos el uno por el otro. Una chispa había surgido.
Al final de la noche, Olim le pidió a Jade su número de teléfono. Ella le dio su tarjeta de visita y acordaron hablar pronto.
De ahí en adelante, su relación se hizo más fuerte y se enamoraron el uno del otro. Ahora, años después, siguen juntos, felices y enamorados como el primer día.
Barbara-Rossi y Olim-Batista se conocieron en una tarde de verano en un parque de la ciudad. Ambos estaban paseando por el lugar cuando coincidieron en un quiosco de helados. Mientras esperaban su turno para ser atendidos, se miraron de reojo varias veces.
Fue entonces cuando Olim, queriendo romper el hielo, le preguntó a Barbara si tenía alguna recomendación de sabor de helado. Ella le sonrió y le dijo que el de vainilla con trocitos de chocolate era su favorito. Él le agradeció la recomendación y decidieron sentarse en una banca cercana.
Comenzaron a hablar de cosas triviales, pero conforme avanzaba la conversación, empezaron a descubrir que compartían muchas aficiones y gustos en común. Barbara era fanática de la música indie y descubrió que Olim tocaba la guitarra en una banda local. Olim admiraba la fotografía y descubrió que Barbara era fotógrafa aficionada.
La tarde pasó volando entre risas, historias y confidencias. Al caer la noche, decidieron intercambiar números de teléfono y despedirse con un abrazo. Desde entonces, Barbara y Olim se han convertido en grandes amigos y han compartido muchas aventuras juntos. Y todo gracias a un helado de vainilla con trozos de chocolate.
Jessica-Gunter y Olim-Batista se conocieron de una manera muy inusual. Un día, mientras caminaban por la calle, ambos tropezaron y cayeron al suelo. Algo en ese momento hizo que sus miradas se cruzaran y supieron que estaban destinados a conocerse. Después de ayudarse mutuamente a levantarse, se dieron cuenta de que vivían en el mismo edificio y se prometieron encontrarse de nuevo. Y así comenzó su historia de amor.