Paulina Krupińska es una modelo, presentadora de televisión y actriz polaca nacida el 14 de febrero de 1986 en Olsztyn, Polonia.
Comenzó su carrera a los 16 años cuando ganó el concurso de belleza "Miss Teen Poland". Empezó a modelar y participó en numerosos desfiles y campañas publicitarias en diferentes países.
En 2006, fue elegida "Miss Polonia" y representó a su país en el certamen de "Miss Universo" en Los Ángeles. A partir de entonces, su carrera como presentadora de televisión despegó y ha participado en varios programas populares en Polonia.
En 2012, debutó como actriz en la película "Baby Blues" y desde entonces ha actuado en otras películas y series de televisión.
Además, Krupińska es una activista en defensa de los derechos de los animales y colabora con varias organizaciones benéficas.
Actualmente, está casada con el actor polaco Łukasz Nowicki y juntos tienen dos hijos.
Sebastian y Paulina se conocieron en una competencia de esquí en los Alpes. Ambos estaban compitiendo en la misma categoría y después de terminar sus carreras, coincidieron en la zona de premiación.
Sebastian se acercó a Paulina para felicitarla por su buen desempeño y así comenzaron a hablar. Descubrieron que compartían la misma pasión por el esquí y decidieron pasar el resto del día esquiando juntos.
La emoción y la adrenalina del deporte los unió y pasaron horas haciendo descensos juntos. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y acordaron volver a esquiar juntos en un futuro.
De esta manera, la pasión compartida por los deportes de invierno fue el primer paso para que Sebastian y Paulina empezaran una amistad que más tarde se convertiría en una relación amorosa.
Tadeusz Bachleda-Curuś y Paulina Krupińska fueron dos jóvenes polacos que se enamoraron durante la Segunda Guerra Mundial. Bachleda-Curuś era un joven piloto de la Fuerza Aérea Polaca que luchaba por su país desde los cielos, mientras que Krupińska era una estudiante universitaria que ayudaba en la resistencia polaca y se dedicaba a escribir poemas y canciones que inspiraban a los combatientes.
Aunque sus destinos eran muy diferentes, el amor que se profesaban era muy fuerte y motivó a Bachleda-Curuś a realizar una increíble hazaña. Durante un ataque alemán, el joven piloto arriesgó su vida para lanzar un mensaje a Krupińska que le decía que estaba vivo y que la amaba. Después de este episodio, Bachleda-Curuś fue hecho prisionero de guerra y enviado a un campo de concentración, pero nunca dejó de pensar en su amada.
Después de varios años de cautiverio, Bachleda-Curuś logró escapar del campo de concentración y se reunió con Krupińska en Cracovia. Juntos, decidieron huir a través de los Cárpatos hasta Suiza para empezar una nueva vida lejos de la guerra y la opresión. En su camino, recibieron ayuda de muchos polacos que se solidarizaron con su amor y su deseo de libertad.
Después de una larga travesía, Bachleda-Curuś y Krupińska finalmente llegaron a Suiza y se casaron. Juntos, construyeron una nueva vida y tuvieron dos hijos. A pesar de las dificultades que enfrentaron durante la guerra, su amor nunca flaqueó y su historia se ha convertido en un símbolo del romance y la determinación de los polacos durante aquellos años oscuros.