Randy Bibb era un hombre que siempre había sentido pasión por la música y la guitarra en particular. A pesar de trabajar en una oficina de lunes a viernes, no dejaba de dedicarle tiempo a su verdadera pasión y tocaba en bares y cafés los fines de semana. Además, era un gran aficionado de los deportes y se mantenía en forma corriendo todas las mañanas antes de ir al trabajo. A pesar de sus múltiples intereses, Randy era conocido entre sus amigos y familiares por su carácter amable, su buen sentido del humor y su capacidad para escuchar los problemas de los demás. Después de varios años tocando en locales pequeños, Randy decidió lanzarse a la aventura de grabar su propio álbum y se dedicó con ahínco a componer las canciones. Finalmente, después de muchos meses de esfuerzo y dedicación, logró producir su primer disco independiente, lo que le permitió cumplir un sueño que había tenido desde joven.