Raúl Coronado es un atleta paralímpico mexicano nacido en 1989 en la ciudad de Chihuahua. Desde su infancia, mostró aptitudes deportivas, destacando en varias disciplinas como el fútbol y el baloncesto en silla de ruedas.
En el 2008, a los 19 años, sufrió un accidente automovilístico que le provocó una lesión medular, lo que lo obligó a dejar el baloncesto y comenzar a practicar otro deporte. Fue entonces cuando se inició en el atletismo, compitiendo en pruebas de 100, 200 y 400 metros.
En el 2011, participó en el Campeonato Mundial de Atletismo para Discapacitados celebrado en Nueva Zelanda, donde obtuvo una medalla de bronce en la prueba de 200 metros. Desde entonces, ha participado en varios eventos internacionales, como los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, donde obtuvo una medalla de plata en la prueba de 4x100 metros.
Además de su carrera deportiva, Raúl también es un activista en favor de los derechos de las personas con discapacidad, promoviendo la inclusión y el respeto hacia este colectivo en la sociedad.
Ximena y Raúl se conocieron en una tarde de verano en la playa. Ambos coincidieron en un partido de vóley y se unieron al mismo equipo. Desde el primer momento conectaron y disfrutaron juntos del deporte y del mar. Al terminar el partido, intercambiaron números de teléfono y prometieron volver a jugar juntos. Poco a poco, fueron fortaleciendo su amistad y compartiendo momentos inolvidables. Hasta el día de hoy, siguen siendo grandes amigos y mantienen su pasión por el vóley y los deportes acuáticos en general.
Raúl y Ximena se conocieron en una librería. Él estaba buscando un libro sobre aves y ella estaba leyendo poesía en un rincón. Cuando Raúl se acercó para pedir ayuda al librero, Ximena escuchó su pregunta y ofreció su conocimiento sobre ornitología. A partir de ahí, comenzaron a conversar y a descubrir que tenían muchos intereses en común, incluyendo la naturaleza, la literatura y la música. Finalmente, intercambiaron números y continuaron hablando y explorando juntos sus aficiones compartidas.
Raul y Pahola se conocieron en una tienda de libros en el centro de la ciudad. Mientras buscaban un mismo título, sus manos se posaron en el mismo libro al mismo tiempo. Sus dedos se rozaron levemente y un escalofrío recorrió sus cuerpos. Raul comenzó a hablar, con la intención de romper el hielo. Pahola respondió con una sonrisa encantadora. Conversaron por un buen rato y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Intercambiaron números de teléfono y se despidieron con un abrazo. Desde aquel día, no han dejado de hablar y de compartir momentos juntos.
Ximena y Raúl se conocieron en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. Al principio, no se prestaron mucha atención, pero después de unas cuantas copas y bailes, comenzaron a conversar. Descubrieron que tenían muchos intereses en común, como la música y las películas de terror. También encontraron una química especial entre ellos, y el resto de la noche la pasaron riendo y hablando. Al final de la fiesta, intercambiaron números telefónicos y quedaron en salir juntos la siguiente semana. Desde entonces, han sido inseparables y han construido una relación llena de amor, respeto y aventuras.