Rebecca Rigg nació el 31 de diciembre de 1967 en Sydney, Australia. Comenzó su carrera en la televisión a los 13 años en el programa "Simon Townsend's Wonder World". Luego apareció en series de televisión como "The Flying Doctors" y "G.P.". En 1990, interpretó a Elizabeth "Lizzie" Hexam en la miniserie "Our Mutual Friend" de la BBC.
En el año 1991, Rigg conoció a su futuro esposo, Simon Baker, durante una audición para la película "Midnight Magic". En 1995, la pareja se casó en Santa Mónica, California, y tienen tres hijos juntos.
A lo largo de su carrera, Rigg ha trabajado en televisión, cine y teatro. Entre sus créditos cinematográficos se encuentran películas como "Fair Game" (1995), "Jerry Maguire" (1996) y "Ellie Parker" (2005). En televisión, ha trabajado en series como "Murder Call", "The Practice" y "Farscape". En el teatro, ha actuado en obras como "Closer", "Proof" y "The Mercy Seat".
Rigg es también una activista en temas de medio ambiente y ha trabajado con organizaciones como Greenpeace y el Australian Conservation Foundation. Además, ha participado en campañas para concientizar sobre el cambio climático y la conservación de la naturaleza.
Rebecca Rigg y Simon Baker son una pareja de actores australianos que se conocieron en Sydney en la década de 1990. Rebecca Rigg es conocida por su papel en la serie de televisión "The Flying Doctors", mientras que Simon Baker es conocido por su papel en la serie de televisión "El Mentalista".
La pareja se casó en 1998 y tienen tres hijos juntos. Han trabajado juntos en varias producciones, incluyendo la película "L.A. Confidential", en la que Rigg tenía un pequeño papel y Baker era uno de los protagonistas.
Ambos son conocidos por ser muy reservados acerca de su vida personal y no suelen hablar públicamente sobre su relación. Sin embargo, en algunas entrevistas han mencionado que mantienen una muy buena comunicación y que se apoyan mutuamente en sus carreras y en la crianza de sus hijos.
A pesar de que llevan más de 20 años juntos, su relación sigue siendo fuerte y sólida, lo que es un ejemplo de que el amor verdadero puede resistir la prueba del tiempo y las dificultades de la vida.