Abigail-harris y Lang-Jeffries se conocieron casualmente en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad. Abigail estaba sentada en una de las mesas, revisando su teléfono celular, mientras Lang había salido en busca de una buena taza de café antes de su próxima reunión. Fue entonces cuando Lang se acercó a la barra para pedir su café y se dio cuenta de que la chica sentada junto a él tenía problemas para conectarse a Wi-Fi. Lang, un experto en tecnología, se ofreció para ayudarla y rápidamente resolvió el problema. Agradecida por la ayuda, Abigail invitó a Lang a unirse a ella en su mesa. Allí, descubrieron que tienen una serie de intereses y pasatiempos en común, incluida la ciencia ficción y la música. El resultado fue una conversación animada y entretenida durante la cual los dos se dieron cuenta de que su primera impresión de cada uno había sido acertada: eran dos almas afines, tanto en términos de personalidad como de intereses. Al final de su reunión, Abigail y Lang intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Y así, comenzó un hermoso romance que duraría por muchos años.
