Afdera-franchetti y Sandy-Whitelaw se conocieron por casualidad en una exposición de arte moderno en Nueva York. Afdera estaba admirando una de las obras de arte cuando Sandy se acercó a ella para preguntarle sobre unos detalles que no había entendido. Los dos empezaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común. Ambos eran apasionados por el arte y la cultura, y compartían una sensibilidad estética muy similar. Pasaron horas hablando y disfrutando de la exposición juntos, y rápidamente descubrieron que tenían una gran conexión. Desde entonces, Afdera y Sandy han sido amigos cercanos y colaboradores en muchos proyectos de arte y cultura. Su amistad ha perdurado a lo largo de los años y ha sido un ejemplo de las conexiones especiales y duraderas que pueden surgir de la casualidad.