Al-Roker y Alice Bell se conocieron en una fiesta en la ciudad de Nueva York. Al-Roker estaba charlando con algunos amigos cuando vio a Alice pasar cerca de él y quedó sorprendido por su belleza. Decidió acercarse y entablar una conversación. Alice se mostró muy amable y carismática, y rápidamente congeniaron. Hablaron de sus intereses, de sus trabajos y de su vida en general, y descubrieron que tenían muchas cosas en común. Al-Roker quedó fascinado por la forma en que Alice hablaba, por su sentido del humor y por su enorme talento como artista. Desde ese día, Al-Roker y Alice se convirtieron en amigos inseparables. Salían a cenar juntos, iban al cine o simplemente pasaban el rato en casa disfrutando de una tarde de conversación. Con el tiempo, su relación se fue fortaleciendo cada vez más, y finalmente se dieron cuenta de que habían encontrado al mejor amigo que siempre habían estado buscando.
