Un día, mientras caminaban por la calle, Cheryl-Mulholland y Alan-Smith se toparon de frente en un pequeño café. Cheryl estaba buscando una mesa para sentarse y disfrutar de su café matutino, mientras que Alan estaba en la fila esperando a que lo atendieran en la barra de pedidos. Alan notó que Cheryl estaba sola y sin compañía, así que decidió acercarse para invitarle una taza de café. Al principio, Cheryl se mostró un poco tímida, pero rápidamente aceptó la oferta de Alan y se presentó. A partir de ese momento, su conversación fluyó de manera natural, descubriendo muchas cosas que tenían en común. Tras varias horas, decidieron intercambiar números telefónicos para seguir hablando y, de ahí en adelante, comenzaron a salir juntos regularmente. Lo que no sabían en ese momento era que este encuentro casual cambiaría sus vidas para siempre, convirtiéndose en una hermosa historia de amor que duraría por siempre.
