Según la historia que se cuenta, Alan y Angela se conocieron en el barrio de Greenwich Village, en la ciudad de Nueva York, durante un festival de música. Alan estaba tocando el saxofón en la calle cuando Angela detuvo su caminar para escucharlo. Los ojos de la joven se iluminaron con emociones y no pudo evitar felicitar a Alan por su música. Los dos comenzaron a hablar, se conectaron rápidamente y charlaron durante horas sobre sus pasiones y sus sueños. A partir de ese momento, se hicieron inseparables, compartiendo sus vidas y experiencias durante muchos años. Su amor por la música, el arte y la cultura, y su compromiso con la justicia social, les mantuvo unidos y juntos dejaron una gran marca en el mundo.
