Alana y Levi se conocieron en una librería local. Ambos se encontraban buscando el mismo libro y casualmente terminaron agarrándolo al mismo tiempo. Después de un breve intercambio de palabras, decidieron sentarse juntos en una cafetería cercana para comenzar a leer sus propios ejemplares. Mientras discutían sus puntos de vista sobre el libro, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y que compartían intereses similares. A partir de ese día, se convirtieron en inseparables amigos y compañeros de lectura.