Un día soleado en la ciudad, Cecilia y Alberto se encontraron en el parque mientras ambos caminaban hacia la misma dirección. Sin darse cuenta, sus manos se rozaron mientras pasaban por un sendero estrecho. Se miraron a los ojos y sonrieron, pero siguieron su camino sin decir nada. Más tarde, coincidieron en una librería, ella buscando un libro de poesía y él un libro de historia. Fue allí donde comenzaron a hablar y descubrieron que compartían muchas aficiones y gustos similares. Luego, se sentaron juntos en un café cercano, conversando animadamente durante horas. Desde ese día, Cecilia y Alberto se convirtieron en amigos inseparables, explorando juntos la ciudad y sus alrededores, probando nuevos restaurantes y asistiendo a conciertos. Con el tiempo, su amistad se convirtió en amor, y ahora, se casan en el mismo parque donde se conocieron.
