Billy Joel y Alex Donnelley se conocieron en un bar de Nueva York. Se encontraron casualmente en la barra, mientras esperaban ser atendidos por el mismo bartender. Billy estaba ordenando un whisky y Alex una cerveza. Comenzaron a hablar y descubrieron que ambos eran fanáticos del mismo equipo de béisbol. Tuvieron una conversación animada sobre sus jugadores favoritos y sus victorias más memorables. Terminaron intercambiando sus números de teléfono y quedaron en encontrarse para ver un partido juntos esa misma semana. Desde entonces, se convirtieron en grandes amigos y siempre se mantuvieron en contacto a pesar de sus ajetreadas agendas de trabajo.