Alexandra y Yasmine se conocieron en una fiesta improvisada en la casa de un amigo en común. Alexandra estaba al centro de la habitación, rodeada de diferentes rostros y risas. Justo en ese momento, Yasmine entró por la puerta y llamó la atención de todos los presentes con su risa contagiosa y su actitud fresca. Los ojos de Alexandra se posaron en ella y, de repente, el ruido de la fiesta parecía disminuir. Yasmine devolvió la mirada con una sonrisa y un gesto de la mano, como si preguntara "¿me aceptas en tu mundo?". Alexandra asintió, y desde ese momento fueron inseparables. En esa misma noche, compartieron confesiones y una botella de vino, lo que seguramente marcó el inicio de una amistad para toda la vida.
