Alexandria y Regan se conocieron en una pequeña cafetería en el barrio de Brooklyn. Ambos estaban leyendo tranquilamente, hasta que Regan notó que Alexandria estaba leyendo uno de sus libros favoritos. Curiosa, se acercó a ella y le preguntó si le estaba gustando el libro. Alexandria respondió con una sonrisa y comenzaron a conversar sobre la trama del libro y sus personajes favoritos. La conversación fluyó de una manera natural y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Después de unas horas de hablar, decidieron intercambiar números de teléfono y seguir hablando. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y han compartido muchas conversaciones interesantes sobre literatura y vida en general.
