Anatole France y Emma Laprevotte fueron amigos íntimos durante muchos años, pero su relación fue platónica y no se convirtió en una relación romántica. France era un famoso escritor y Laprevotte era una viuda con quien estableció una amistad duradera. Laprevotte lo cuidó en sus últimos años de vida y a menudo lo acompañaba en sus viajes y en sus reuniones con otros escritores y artistas. France también mantuvo correspondencia con Laprevotte durante muchos años y le dedicó su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura en 1921. La relación entre France y Laprevotte fue una de las más significativas en la vida del escritor y ella se convirtió en una figura influyente en su obra literaria. France y Laprevotte se conocieron en una cena en 1890, y su amistad se intensificó después de la muerte de la esposa de France. Durante varios años, Laprevotte le envió cartas a France en su cumpleaños y en Navidad, y siempre le proporcionaba su apoyo incondicional. Cuando France enfermó gravemente en 1923, Laprevotte lo cuidó en su casa hasta su muerte en 1924. La relación entre France y Laprevotte es considerada por muchos como uno de los ejemplos más conmovedores de amistad en el mundo de la literatura.
