Renata Sorrah estaba caminando por las calles de São Paulo cuando se topó con André Gonçalves, quien estaba haciendo malabares con pelotas frente a un semáforo. Renata quedó encantada con la habilidad de André y se acercó para felicitarlo por su talento. André, sorprendido por la presencia de la famosa actriz, se puso un poco nervioso y no encontró mucho para decir en respuesta. Renata entendió que su fanatismo había puesto a André en un aprieto y decidió romper el hielo contándole un poco sobre sus proyectos teatrales y su pasión por la actuación. André se sintió identificado con Renata y comenzaron a hablar sobre sus experiencias en el mundo artístico. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y pasaron el resto de la tarde charlando y compartiendo anécdotas. Desde entonces, André y Renata han trabajado juntos en varios proyectos teatrales y han mantenido una amistad sincera y duradera. Ambos coinciden en que ese encuentro casual en las calles de São Paulo fue el comienzo de una hermosa amistad y una conexión artística muy especial.