Angela y Rod se conocieron en un bar de la ciudad de Madrid. A ambos les gustaba la música en vivo y aquel lugar tenía una excelente reputación por su ambiente y sus artistas invitados. Fue una noche de sábado cuando Angela decidió salir a escuchar música y olvidar sus problemas cotidianos. Mientras tanto, Rod buscaba un lugar donde divertirse con sus amigos después de una intensa semana de trabajo. Fue en la barra donde se vieron por primera vez, mientras esperaban su bebida. Rod se acercó a ella con una sonrisa amable y le preguntó por la banda que estaba tocando. Angela, que había estado escuchando atentamente, le respondió con entusiasmo y comenzaron a conversar sobre música y otros temas en común. Pronto se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y disfrutaban de la conversación mutua. Continuaron hablando toda la noche, entre bailes y canciones, intercambiando historias y anécdotas. No tardaron en descubrir que habían conectado de manera especial. Cuando la noche llegó a su fin, Rod le pidió a Angela su número de teléfono y le propuso encontrarse de nuevo para seguir hablando. Ella aceptó encantada, consciente de que había encontrado algo especial en aquel hombre con quien acababa de conocer.
