Anita estaba caminando por el parque cuando escuchó un ruido y se dio cuenta de que John había golpeado una pelota de rugby fuera del campo. Al notar que necesitaba ayuda, Anita le ofreció su ayuda y comenzó una amistad. John se mostró agradecido y entusiasmado de haber conocido a alguien tan amable. Después de varias conversaciones largas y paseos por el parque, John y Anita comenzaron a salir y a conocerse mejor. Juntos disfrutaron de su amor por los deportes y la naturaleza, y se convirtieron en una de las parejas más inseparables de la ciudad. La vida era agradable, fácil y divertida, gracias a la ayuda mutua y dedicación uno al otro. Y a todas las competiciones de rugby a las que John invitó a Anita, ella nunca dejó de apoyarlo en cada uno de sus logros, hasta el momento en que el deporte ya no era solo su pasión, sino la pasión de ambos.