Anthony Quinn e Ingrid Bergman trabajaron juntos en dos películas: "Stromboli" (1950) y "El Muro de Cristal" (1953), ambas dirigidas por el director italiano Roberto Rossellini. Durante el rodaje de "Stromboli", surgió un romance entre Quinn y Bergman, aunque ambos estaban casados en ese momento. La relación fue muy polémica, ya que Bergman era una actriz muy respetada y admirada, y su matrimonio con el médico sueco Petter Lindström era considerado un modelo de fidelidad y estabilidad. El affaire de Bergman y Quinn causó un gran escándalo en la prensa internacional, especialmente en Estados Unidos, donde Bergman era una estrella de Hollywood muy popular. La actriz fue criticada y vilipendiada por su falta de moralidad y su infidelidad hacia su marido y sus hijos. El romance entre Quinn y Bergman terminó después del rodaje de "El Muro de Cristal", pero la amistad entre los dos actores duró toda la vida. En sus memorias, Quinn recordó con cariño a su amiga y compañera, y elogió su talento, su belleza y su humanidad. Bergman, por su parte, siempre habló con respeto y afecto de Quinn, y reconoció su gran habilidad como actor y su personalidad generosa y carismática.