Antonia y Balint se conocieron en una feria de arte en Budapest. Ambos estaban mirando la misma pintura cuando sus manos se rozaron accidentalmente. Antonia se sonrojó y Balint le pidió disculpas, iniciando así una conversación sobre el arte y la cultura húngara. Después de varias horas hablando, intercambiaron números y desde entonces han sido inseparables. Csaba y Bogdan, en cambio, se conocieron cuando trabajaban juntos en una pequeña imprenta en Rumanía. Csaba era el encargado de la impresión y Bogdan trabajaba como diseñador gráfico. Al principio no se llevaban muy bien debido a la diferencia de personalidades, pero cuando tuvieron que trabajar juntos en un proyecto importante, se dieron cuenta de que compartían una gran pasión por la creatividad. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y su trabajo juntos ha sido muy exitoso.
