Astrid y Frank se conocieron en la década de los 60 en una conferencia sobre la conservación del medio ambiente. Ambos eran expertos en la materia y compartían la misma inquietud por proteger la naturaleza. Durante el evento, coincidieron en varias charlas y talleres, intercambiando ideas y puntos de vista. Después del evento, mantuvieron contacto a través de cartas y llamadas telefónicas, ya que vivían en diferentes partes del país. Finalmente, Frank decidió viajar a la ciudad donde vivía Astrid para conocerla en persona y llevarla a cenar. Desde ese momento, no dejaron de estar juntos, compartiendo su pasión por el cuidado del planeta y comenzando una relación que duraría toda la vida. Juntos, lucharon por crear conciencia sobre la importancia de la conservación y trabajaron en numerosos proyectos que ayudaron a preservar el medio ambiente.
