Avonne-taylor y Louis-gress se conocieron en una cafetería de París. Avonne-taylor estaba sentada en una pequeña mesa tomando un café mientras escribía en su cuaderno. Louis-gress llegó buscando un lugar para sentarse y vio que la única mesa disponible era la que estaba al lado de Avonne-taylor. Louis-gress preguntó si podía sentarse allí y Avonne-taylor accedió con una sonrisa. Durante unos minutos estuvieron sentados en silencio, hasta que Louis-gress notó lo que Avonne-taylor estaba escribiendo en su cuaderno. Era poesía en francés, uno de sus idiomas favoritos. Louis-gress le preguntó si escribía en francés con frecuencia, y Avonne-taylor asintió. A partir de ahí, comenzaron a hablar sobre literatura, poesía y arte. Descubrieron que compartían muchos intereses y pasiones, y la conversación fluyó naturalmente. Después de unas horas, se despidieron con la promesa de volver a encontrarse en el mismo lugar la próxima semana. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y han explorado juntos la belleza de París y las artes.