Baby-pignatari y Selene-walters se conocieron por casualidad en un parque. Baby-pignatari estaba caminando por el parque con su perro y Selene-walters estaba sentada en un banco leyendo un libro. El perro de Baby-pignatari se acercó a Selene-walters y comenzó a ladrarle. Baby-pignatari, avergonzado, se acercó y se disculpó con ella. Selene-walters, al ver que Baby-pignatari estaba tan apenado, decidió charlar con él. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y continuaron hablando durante horas. Al final del día intercambiaron números de teléfono y acordaron seguir en contacto. Desde ese día, Baby-pignatari y Selene-walters se convirtieron en inseparables amigos. Pasaron mucho tiempo juntos paseando por el parque, hablando sobre sus vidas y compartiendo sus pasatiempos favoritos. Pronto, sus sentimientos crecieron más allá de la amistad y comenzaron una relación amorosa, que ha seguido fortaleciéndose con el tiempo.
