Un día, Gerald y Barbara coincidieron en una conferencia sobre psicología positiva. Ambos se encontraron sentados en la misma fila y comenzaron a hablar sobre sus intereses compartidos en el tema. A medida que pasaban las horas, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y se intercambiaron información de contacto al final del evento. Durante el siguiente mes, se mantuvieron en contacto y hablaron sobre sus investigaciones en curso y las posibles áreas de colaboración. Finalmente, decidieron escribir un artículo juntos sobre el papel de las emociones positivas en la mejora de la salud mental y presentarlo en otra conferencia. Desde entonces, han trabajado en varios proyectos juntos y se han convertido en amigos cercanos en la comunidad científica.
