Un día soleado en la ciudad de Tokio, Hokushin y Barbara-Kowa se encontraron en un parque mientras admiraban las flores de cerezo. Hokushin notó la hermosura de las flores de Barbara-Kowa y le preguntó qué era lo que más le gustaba de las flores. Barbara-Kowa respondió que el color rosa era su favorito y que las flores de cerezo lo representaban perfectamente. A Hokushin le pareció interesante el hecho de que Barbara-Kowa supiera tanto sobre las flores de cerezo, así que iniciaron una conversación animada sobre la cultura japonesa y las tradiciones relacionadas con las flores de cerezo. Hokushin se sintió muy cómodo al hablar con Barbara-Kowa y le preguntó si le gustaría caminar por el parque juntos. Barbara-Kowa aceptó con gusto y juntos disfrutaron del paisaje impresionante. Durante su caminata, compartieron historias y experencias de sus vidas. Hokushin se sintió conectado con Barbara-Kowa, que tenía una personalidad agradable y amistosa. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y prometieron verse de nuevo. Desde ese día, Hokushin y Barbara-Kowa comenzaron una amistad sólida y disfrutaron juntos muchas aventuras más.
