Un día soleado en el parque, Misae Nohara paseaba con su perro cuando de repente un choque la hizo tropezar y caer al suelo. Sin embargo, la persona que la había golpeado se disculpó amablemente y le ofreció una mano para ayudarla a levantarse. Era Bárbara Kowa, quien estaba en el parque con su cámara fotográfica haciendo algunas tomas para su canal de YouTube. Misae quedó impresionada por la amabilidad y simpatía de Bárbara, así que comenzaron a hablar y a conocerse mejor. A medida que pasaba el tiempo, descubrieron que tenían muchas cosas en común: ambas eran apasionadas por su trabajo, amaban a los animales y les encantaba pasar tiempo al aire libre. En una de sus primeras citas, Bárbara invitó a Misae a un concierto de música indie al que ella asistió sola la semana anterior. Misae quedó fascinada no solo con la música sino con la forma en que Bárbara disfrutaba de ella. Aparte del concierto lo que más destacó fue el momento en que Bárbara se volteó a mirar a Misae y ambas rieron a la par. A partir de ese día, su amistad fue creciendo y floreciendo hasta convertirse en una historia de amor y perseverancia. Nunca más se separaron y juntas vivieron muchas aventuras, siempre con una sonrisa en su rostro.
