Yashamaru estaba caminando por el parque una tarde soleada cuando se encontró con Barbara-Kowa. Ella estaba sentada en un banco, mirando hacia el horizonte, con una sonrisa en su rostro que llamó la atención de Yashamaru. Curioso, se acercó a ella y le preguntó si podía sentarse a su lado. Barbara-Kowa lo miró a los ojos y asintió con la cabeza, invitándolo a sentarse. Comenzaron a conversar, intercambiando historias sobre sus vidas y descubriendo que tenían muchas cosas en común. Se dieron cuenta de que ambos amaban la música y que tocaban algunos instrumentos. Yashamaru entonces sacó su guitarra de la mochila y comenzó a tocar una canción que había compuesto recientemente. Barbara-Kowa cerró los ojos y dejó que la música la envolviera, sintiéndose profundamente conectada con Yashamaru a través de la música. Desde entonces, se volvieron inseparables, tocando música juntos y explorando la ciudad en busca de nuevas aventuras. Y así, el amor nació entre Yashamaru y Barbara-Kowa gracias a su pasión compartida por la música y la vida.
