Un día soleado de verano, Barrett-Blade y Monique-Alexander se encontraron por casualidad mientras paseaban por la playa. Ambos iban a recoger conchas para sus respectivos proyectos de arte y, al cruzarse, se sorprendieron al ver que llevaban camisetas con los mismos diseños. Inmediatamente, comenzaron a charlar entre risas y descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la música rock y el cine de terror. Pasaron horas conversando y caminando por la playa, intercambiando ideas y contándose historias divertidas. Al final del día, Barrett-Blade y Monique-Alexander se despidieron con la promesa de volver a verse pronto. Desde ese entonces, comenzaron a encontrarse regularmente para compartir sus pasatiempos y descubrir nuevos intereses juntos. Nunca olvidarán ese día en el que el destino los unió en aquel lugar paradisíaco.
