Barry Bonds y Liz Watson se conocieron en un partido de baseball en San Francisco. Barry estaba jugando con los Gigantes mientras que Liz estaba en las gradas disfrutando del juego. Durante el partido, Barry hizo un gran jonrón y la pelota llegó hasta donde estaba Liz. Ella la agarró con habilidad y se la devolvió al jugador con una sonrisa. Barry, impresionado por su habilidad y belleza, se acercó a agradecerle y ahí comenzó su historia de amor. Desde ese día, ambos se volvieron inseparables y comenzaron una relación que los llevó al altar unos años después.