Barry Morse y Sydney Sturgess se conocieron por casualidad en un café de la ciudad. Ambos estaban leyendo un libro de ciencia ficción y coincidentemente se dieron cuenta de que estaban leyendo el mismo libro. Se miraron con complicidad y empezaron a conversar sobre la trama del libro. La conversación fluyó tan bien que decidieron intercambiar sus números de teléfono y quedaron en verse otro día para seguir hablando sobre sus pasiones compartidas por la ciencia ficción. Desde ese día, se convirtieron en grandes amigos y siempre se reunían una vez a la semana para discutir sobre los últimos libros y películas de ciencia ficción. Con el tiempo, su amistad se fortaleció tanto que decidieron escribir una novela juntos y se convirtieron en reconocidos escritores de ciencia ficción.
