Un día, Ben estaba navegando por internet cuando se topó con un extraño código que no podía descifrar. Decidió publicar su problema en un foro de programación y Roxy fue la primera en responder. Roxy era una experta en el tema y le ofreció a Ben su ayuda para solucionar el problema. Pasaron largas horas comunicándose a través del foro, discutiendo diferentes ideas e intentando resolver el enigma del código. Poco a poco, Ben se dio cuenta de que Roxy era además de una programadora impresionante, una persona divertida y amable. Decidió pedirle su número de teléfono para continuar la conversación de forma más fluida. Después de varios días hablando por teléfono y conociéndose más a fondo, Ben decidió que era hora de conocer en persona a Roxy. Planeó un viaje a la ciudad donde ella vivía y le propuso una cita. Roxy aceptó emocionada la propuesta y ambos disfrutaron de una divertida tarde de café, pasteles y risas. Desde ese día, Ben y Roxy se convirtieron en inseparables amigos y colaboradores en el mundo de la programación.