Bernard y Tonya-Kinzinger se conocieron en una fiesta de amigos en común. Al principio, se mantuvieron alejados el uno del otro, pero luego comenzaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Los dos eran apasionados de la danza, y descubrieron que habían asistido a la misma escuela de baile cuando eran jóvenes. Mientras conversaban, se dieron cuenta de que también compartían su amor por la comida y la cultura francesa. Con el tiempo, se dieron cuenta de que había más que solo una amistad entre ellos. Ahora, años después, están casados y siguen bailando juntos con la misma pasión que tenían cuando se conocieron.
