Betiana y Nicolás se conocieron casualmente en una cafetería de Buenos Aires. Betiana estaba ahí para tomar una taza de café y leer un libro, mientras que Nicolás estaba sentado en una mesa cercana, preparando su programa de televisión para ese día. De repente, Nicolás oyó de fondo la risa de Betiana, lo que lo hizo abandonar su trabajo y acercarse a su mesa para conversar. Descubrieron que ambos compartían una pasión por la comunicación y comenzaron a hablar sobre sus experiencias en televisión y radio. A partir de allí, se hicieron buenos amigos y empezaron a trabajar juntos en varios proyectos. Su química y talento juntos fue tan sorprendente que se convirtieron en un equipo inseparable en el mundo del entretenimiento.
