Betina y Roger se conocieron en una de las calles más transitadas de Barcelona, mientras ambos esperaban para cruzar la calle. Sus miradas se cruzaron y algo en ellos hizo clic. Se acercaron y comenzaron a hablar, intercambiando nombres y preguntándose mutuamente qué hacían allí. Descubrieron que eran vecinos de la misma zona y decidieron continuar su conversación en un pequeño café a unas pocas cuadras de distancia. Durante horas, hablaron de sus vidas y pasiones en un ambiente acogedor y tranquilo. Poco a poco, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y que sentían una gran atracción el uno por el otro. Desde aquel día en que se encontraron en esa calle tan concurrida, Betina y Roger se convirtieron en inseparables y comenzaron una hermosa historia de amor.