Bill Pullman y Tamara Hurwitz se conocieron por casualidad mientras caminaban por un parque en Nueva York. Bill había estado filmando una película y decidió dar un paseo para relajarse. Mientras tanto, Tamara estaba leyendo un libro bajo un árbol, disfrutando del clima soleado. Cuando Bill pasó cerca de ella, accidentalmente le arrojó una pelota de tenis que había encontrado en el camino. Tamara se sorprendió y se rió al mismo tiempo, mientras Bill se disculpaba y entraba en una conversación amable. La chispa entre ellos era evidente, y se sorprendieron de la cantidad de cosas que tenían en común, como su amor por la música clásica y el arte. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y acordaron salir para tomar un café. Y así, comenzó su historia de amor, una que floreció con el tiempo y que les hizo sentir gratitud por aquel casual encuentro en el parque de Nueva York. Ahora, Bill y Tamara son una pareja feliz que agradece todos los días por el destino que les unió.
