Un día, mientras Billy Zane caminaba por la calle, vio a Lisa Collins sentada en un café. Él se acercó a ella y le preguntó si podía unirse a ella. Lisa se sorprendió al principio, pero decidió darle una oportunidad y aceptar su invitación. Durante su conversación, Billy y Lisa descubrieron que tenían muchas cosas en común y se conectaron instantáneamente. Decidieron seguir hablando durante horas y eventualmente intercambiaron números de teléfono. Desde ese día, Billy y Lisa se convirtieron en buenos amigos y se reúnen regularmente para tomar café y charlar sobre sus respectivas carreras en la actuación y la moda. Aunque su relación nunca se convirtió en algo más que una amistad, siguen siendo cercanos y ambos valoran la forma en que se conocieron en aquella tarde soleada en el café.