Boze-Hadleigh y Brad-Davis se conocieron en un festival de música en el parque central de la ciudad. Ambos estaban allí para ver a su banda favorita tocar en vivo. Sin embargo, la presentación estaba a punto de comenzar y no había espacio para sentarse. Boze-Hadleigh estaba parado cerca de Brad-Davis y notó que él estaba teniendo problemas para ver el escenario debido a su baja estatura. Boze-Hadleigh se ofreció gentilmente a dejar que Brad-Davis se parara delante de él para poder ver mejor. Brad-Davis agradeció su amabilidad y juntos disfrutaron del resto del concierto, cantando y bailando al ritmo de la música. Después del espectáculo, intercambiaron números de teléfono y se despidieron con la promesa de volver a verse pronto. Así comenzó su amistad, que floreció a través de su amor por la música.