Brenda-Joyce y Owen-Ward se conocieron en un parque cercano a la biblioteca municipal. Brenda-Joyce estaba sentada en un banco leyendo un libro, mientras Owen-Ward corría alrededor del parque con su perro. En un momento, el perro escapó de Owen-Ward y corrió hacia Brenda-Joyce, saltando sobre su regazo y botándole el libro. Owen-Ward se acercó rápidamente para disculparse y, mientras hablaban, descubrieron que compartían un interés en la literatura. Decidieron intercambiar números de teléfono y comenzaron a hablar sobre sus autores favoritos y libros en común. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y a menudo comparten recomendaciones de libros.