Emma-Blocksage y Brian-Harvey se conocieron en una tarde soleada en una de las calles más transitadas de Londres. Emma estaba caminando hacia su trabajo cuando se tropezó con una especie de caja que estaba en medio de la acera. Al levantarse, se dio cuenta de que alguien estaba tratando de recoger la caja desesperadamente, pero no podía alcanzarla. Emma se acercó y ayudó a ese hombre a recoger la caja y ponerla en su coche. Ese hombre era Brian, quien estaba de camino a un concierto en el que tocaría con su banda. Después de agradecerle a Emma su ayuda, Brian la invitó al concierto como muestra de agradecimiento. Emma aceptó la invitación y disfrutó mucho del espectáculo. Después del concierto, Brian e Emma hablaron por horas sobre sus gustos en la música y en la vida en general. Descubrieron que compartían muchas ideas y puntos de vista, y se dieron cuenta de que habían encontrado un amigo en el otro. A partir de ese día, Emma y Brian se convirtieron en amigos inseparables que se ayudaban mutuamente en todo lo que podían. Y así, un simple tropezón en la acera les permitió conocerse y formar una amistad que perdura hasta el día de hoy.
