David, William y Scott eran amigos desde hacía tiempo. Solían reunirse en el bar de la esquina para tomar unas cervezas y charlar sobre sus vidas. Un día, mientras estaban en el bar, escucharon a un grupo de mujeres riendo y hablando en voz alta en la mesa de al lado. David, William y Scott se quedaron observando a las mujeres hasta que una de ellas se percató de que los miraban y se les acercó. Era Bridget Powers, una mujer pequeña pero muy decidida y con una gran personalidad. Les preguntó por qué los observaban, y ellos respondieron que simplemente se habían distraído con su risa y sus conversaciones. Desde ese momento, Bridget se unió a la conversación y se presentó. A partir de ese día, Bridget comenzó a frecuentar el bar y sus encuentros con David, William y Scott se hicieron más habituales. Bridget les contaba historias de su vida, de su trabajo y de su familia mientras se divertían juntos. Poco a poco, David, William y Scott descubrieron que Bridget tenía una vida realmente interesante y enriquecedora. Con el tiempo, la amistad se fortaleció y David, William y Scott comenzaron a ver a Bridget como una amiga más que como una desconocida. A día de hoy, Bridget Powers es una parte fundamental de sus vidas y todos recuerdan con cariño el día en que se conocieron.
