Paul Floyd y Britt Robertson se conocieron en una fiesta en Los Ángeles. Paul se acercó a Britt y le ofreció una copa de champán. Britt, un poco nerviosa, aceptó y comenzaron a conversar. Descubrieron que ambos compartían la misma pasión por el cine y la actuación. Paul estaba impresionado con la belleza natural de Britt y su inteligencia, mientras que Britt encontró a Paul encantador y divertido. Después de esa noche, continuaron viéndose y su amistad se convirtió en algo más. Y así empezó su historia de amor.