Un día, Bruna-Linzmeyer y Kity-Feo se encontraron en la fila de la tienda de comestibles. Ambas estaban esperando su turno para pagar y comenzaron a conversar sobre los productos que estaban comprando. Descubrieron que tenían gustos similares y comenzaron a hablar animadamente sobre música, películas y libros. A medida que avanzaba la conversación, Bruna se dio cuenta de que Kity era una persona muy interesante y divertida, y Kity pensó lo mismo de Bruna. Intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Desde entonces, se han vuelto muy buenos amigos. Salen juntas a tomar café, hacen caminatas en el parque y disfrutan de noches de cine en casa. Incluso planean vacaciones juntas y siempre están dispuestas a ayudarse en todo lo que necesiten. Bruna y Kity recuerdan con cariño aquel encuentro fortuito en la tienda de comestibles, que les permitió conocer a alguien que se convertiría en una persona muy importante y significativa en sus vidas.
