Un día de verano, Bruno caminaba por las calles de Viena, disfrutando del sol y del paisaje. De repente, vio a una hermosa mujer sentada en un banco, leyendo un libro. Era Judith. Bruno se acercó a ella y le dijo que el libro que estaba leyendo era uno de sus favoritos. Judith, sorprendida y emocionada de haber encontrado a alguien con gustos similares, comenzó a conversar con él. Después de intercambiar algunas palabras, decidieron tomar un café juntos. A partir de ese día, Bruno y Judith comenzaron a salir y se enamoraron perdidamente, compartiendo su amor por la literatura y la vida. Así nació una historia de amor que durará para siempre.
