Bruno y Mia se encontraron en el centro de la ciudad mientras caminaban por diferentes calles. Los dos se vieron en una tienda de libros y se dieron cuenta de que tenían intereses en común. Empezaron a hablar sobre los libros favoritos y descubrieron que compartían el mismo amor por novelas de aventuras y ciencia ficción. Decidieron tomar un café juntos y continuaron hablando por horas. Desde entonces, se convirtieron en amigos inseparables y siempre se encontraban en la misma librería en las tardes y los fines de semana.
