Byron-Kelleher y Kaylani-Lei se conocieron en un evento de caridad organizado en la ciudad de Los Ángeles. Ambos fueron invitados como voluntarios por su amigo en común, un famoso director de cine. Al principio, no se conocían y estaban trabajando en diferentes mesas de donaciones. Sin embargo, en un momento dado, cuando la recaudación de donaciones había disminuido, decidieron unir fuerzas y trabajar juntos. Fue mientras contaban el dinero acumulado que se dieron cuenta de su química y comenzaron a conversar sobre sus pasatiempos e intereses comunes. Pasaron horas conversando, intercambiando puntos de vista y risas, y cuando el evento terminó, decidieron continuar su amistad. Desde entonces, se han mantenido en contacto y se han convertido en grandes amigos.