Carlos-McClendon y Monroe-Wheeler se conocieron por casualidad en el aeropuerto de Madrid. Ambos estaban en la misma cola de facturación y empezaron a charlar mientras esperaban su turno. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la música jazz y su pasión por viajar. Decidieron compartir un taxi hasta el centro de la ciudad y seguir charlando durante el trayecto. En ese momento, se dieron cuenta de que habían establecido una conexión especial y decidieron pasar el resto del día juntos, explorando las calles de Madrid y disfrutando de la música en vivo en un club de jazz local. Desde ese día, Carlos-McClendon y Monroe-Wheeler se han convertido en grandes amigos y siguen explorando el mundo juntos en busca de nuevas aventuras.