Un día soleado de verano en la playa, Carly Simon y Richard Koehler se encontraron mientras ambos buscaban un lugar para poner su toalla. Después de intercambiar una sonrisa y unas cuantas palabras amables, Carly ofreció a Richard una de sus frutas frescas cortadas, lo que lo dejó impresionado por su amabilidad. Poco a poco comenzaron a charlar y descubrieron que compartían una pasión por la música y la escritura. Decidieron seguir charlando mientras caminaban por la playa y tomaron un café juntos en un pequeño café cerca de la costa. A partir de ese día, Carly y Richard se convirtieron en inseparables amigos y compañeros creativos. Juntos escribieron algunas de las canciones más exitosas de la industria de la música.
